Las fresas y los fresones, que comienzan ahora su temporada, son unas frutas con muchas propiedades beneficiosas para el organismo.
Las fresas y los fresones son frutas muy conocidas y consumidas en España gracias, entre otras circunstancias, a que son uno de los productos estrella de la huerta andaluza, especialmente de la provincia de Huelva.
Su intenso sabor y la multiplicidad de usos que se le pueden dar favorece que también haya muchos aficionados a la jardinería que se aventuran a plantar fresales en sus jardines –en estos casos, y como normas generales, para que llegue a dar frutos es fundamental situarla en un lugar muy luminoso y regarla y abonarla frecuentemente-.
Además, y este es otro de sus mayores atractivos, diversos estudios médicos realizados a lo largo de los años demuestran que se trata de una de las frutas con más propiedades para combatir un gran número de dolencias:
Colesterol: Los altos niveles de ácido ascórbico que presenta, junto con la lecitina y la pectina del fruto, permiten llegar a reducir el nivel de colesterol que haya en sangre.
Son altamente mineralizantes: Junto con los kiwis y los cítricos, las fresas son las frutas más ricas en vitamina C, lo que favorece que sean muy recomendables por sus virtudes reconstituyentes y antianémicas. También resultan especialmente apropiadas en las etapas de crecimiento y desarrollo –es decir, durante la infancia y la adolescencia-.
Poseen propiedades diuréticas y anterreumáticas: Es una planta muy valorada desde hace siglos para el tratamiento de la artritis, la artrosis, el ácido úrico o la gota. Para que resulte verdaderamente eficaz será necesario ingerir entre tres y cuatro tazas al día de la infusión que se prepare con las hojas y las raíces.
Antiinflamatorias y astringentes: Esta misma infusión suele recomendarse para controlar las inflamaciones que puedan producirse en el intestino y para evitar la diarrea –puede llegar a ser altamente astringente, por lo que conviene vigilar rigurosamente la ingesta de la infusión-.
Antiarrugas: Machacar las hojas y aplicarlas sobre la piel como si se tratara de una especie de mascarilla natural es un buen remedio para evitar que aparezcan las temidas arrugas.