Qué Es El Compost Y Cómo Fabricarlo

El compost, o humus, es un tipo de abono orgánico, completamente natural, que puede fabricarse en casa y emplearse para mejorar la tierra del jardín sin ningún tipo de riesgo.


El compost, también conocido como humus, es un tipo de abono orgánico, completamente natural, que se puede emplear para mejorar la tierra del jardín sin ningún tipo de riesgo. De hecho, para fabricarlo, se imita el proceso biológico de descomposición de la materia que se realiza en la naturaleza sin que sea necesaria la intervención de la mano del hombre.

Existen diversos métodos para crear compost de forma artesanal y adaptándose a las diferentes necesidades que presentan los espacios sobre los que se quiere esparcir, pero, en general, los pasos a seguir son los siguientes:


En primer lugar, hay que fabricar un compostador casero –lo ideal es emplear listones de madera- o adquirir uno en alguna tienda especializada de bricolaje o jardinería. Estos últimos se fabrican, generalmente, con plásticos o resinas normalmente reciclados y están disponibles en diferentes tamaños y modelos para adaptarse a todos los espacios y las condiciones individuales –el número de personas que van a participar de la fabricación del compost, la cantidad de residuos que se generan realmente, el tamaño del jardín y sus necesidades de abono, etc.-. Además, suelen disponer de ranuras o aberturas laterales para que el aire circule por su interior y active la descomposición, y una tapadera para mantener una humedad y temperaturas constantes.


El compostador debe ubicarse directamente sobre la tierra del jardín ya que, como no suelen tener base, se favorece el contacto directo con los organismos descomponedores del suelo. Por otra parte, conviene buscar un lugar a la sombra para no tener que regarlo con frecuencia para que mantenga la humedad.


Una vez instalado el compostador, ya se pueden ir acumulando los residuos vegetales orgánicos que se producen en la cocina o el jardín como, por ejemplo, restos de frutas y verduras, de café –se pueden incluir los filtros de papel siempre que éste sea natural y no haya pasado por procesos químicos de tratamiento-, cáscaras de huevo trituradas, ramas, hojas, césped, etc. También puede añadirse estiércol natural para que funcione como activador de la fermentación.


No deben añadirse nunca materiales no orgánicos, no degradables –como el plástico o los metales-, restos de tabacos, restos de comidas cocinadas, detergentes, medicamentos o cualquier otro tipo de productos tratados químicamente en cualquiera de sus procesos de fabricación -tintado, limpieza, etc.-


Para que sea posible la descomposición es fundamental que todo este material disponga del oxígeno suficiente, que llegará gracias a la presencia de todo tipo de hongos, microorganismos e invertebrados –son los que, en definitiva, realizan el proceso como tal-.